Te ayudo a comprender tus problemas de salud y te guío en la búsqueda del tratamiento y profesionales más adecuados para recuperar tu salud y potenciar tu calidad de vida:
Padeces dolor crónico desde hace años, no tienes un sueño reparador, sientes ansiedad con frecuencia, te sientes deprimido en ocasiones, incluso puede que tengas episodios de vértigos o neblina mental, con dificultad para pensar, memorizar o concentrarte. También te encuentras agotado y sin fuerza para realizar actividades que para otras personas de tu edad no ofrecen ninguna dificultad. Estás cansado/a de sentirte mal continuamente.
No puedes dejar de pensar en tus síntomas porque son tan intensos que te obligan a prestarles atención… Y has probado distintas opciones para mejorar, sin éxito.
Quieres salir de esta situación pero no sabes a quién acudir, en quién confiar ni dónde buscar, porque ya lo has hecho en otras ocasiones y has salido mal parada, no te han tomado en serio, incluso te han insinuado que te inventas tus síntomas. No quieres recurrir a tratamientos químicos que te generan otros efectos secundarios, o llevas tanto tiempo dependiendo de medicación y desearías poder vivir sin ella, pero de sólo pensar en reducirla te aterra que los síntomas vuelvan a derrotarte.
Eres consciente de la importancia de cuidar tu salud de manera integral, y quieres saber cómo gestionar tus trastornos de salud, adquiriendo herramientas que aborden la solución de base, en lugar de medicarte o someterte a intervenciones quirúrgicas con fines exclusivamente paliativos (que reducen temporalmente el síntoma, pero que no van a resolver la causa).
Tienes claro que no quieres tener un rol de paciente pasivo/víctima, que tu organismo tiene mecanismos de regulación y de recuperación y protección, y que cuidar de esos mecanismos y de tu salud en general, es principalmente tu responsabilidad. Por eso, te gustaría tener el asesoramiento y acompañamiento de un equipo interdisciplinar actualizado, que te dé los recursos para ser lo más autónomo/a posible de cualquier tratamiento, así como tomar las riendas de tu enfermedad y conocer dónde buscar las opciones terapéuticas más adecuadas.
El dolor, la fatiga… te impiden realizar muchas actividades de tu vida diaria, no te permite disfrutar igual de los planes de ocio, de tus seres queridos… o incluso te imposibilitan llevar a cabo determinados planes sociales.
Además, te despiertas cansado/a, y te cuesta muchísimo empezar el día, tu rendimiento ha disminuido y se te acumula el trabajo o incluso estás de baja porque no puedes desempeñarlo, con el consecuente desgaste económico que eso conlleva, especialmente si sumamos la inversión en todos esos tratamientos que has probado y que no te han sacado de donde estás.
Te llegas a sentir culpable porque sientes que tus familiares dedican mucho tiempo a cuidarte y muchas veces no saben cómo ayudarte, y has llegado a sentirte una carga y eso te hace sentir impotente, triste… y todo esto afecta a tu estado de ánimo. Por eso, intentas poner más de tu parte, pero te sientes torpe porque muchas veces te cuesta pensar y recordar las cosas, o simplemente prestar atención y comprender lo que te están diciendo, y esto llega a ser frustrante. Tus síntomas te quitan el tiempo, no rindes para hacer tus tareas u obligaciones…
Si tienes pesadillas por las noches, te asusta ir a dormir porque no quieres pasar por eso. Vives con miedo a esa dificultad para respirar, e incluso si has padecido crisis de pánico o ansiedad, te aterra que se vuelva a repetir.
Sean pocas o muchas de estas situaciones aquellas a las que te enfrentas en el día a día, no quieres que esto siga así y, mucho menos, que vaya a más.
Te cuesta controlar tu temperamento y te sientes culpable por no tratar bien a los que quieres, por sentirte desbordado/a o simplemente por no tener capacidad para acompañarles en lo que les gustaría que hicieras con ellos.
Tengo que decirte que esta situación no es culpa tuya. No eres la única persona que está pasando por eso, conozco a muchas personas que viven estas situaciones, y he acompañado a muchas de ellas, y sé con certeza que no estás solo y que hay mucha gente que puede comprenderte y ayudarte con su experiencia.
Te cuesta comer porque no tienes ni siquiera hambre, tienes más discusiones con tu pareja o hijos porque muchas de sus acciones incrementan tus síntomas, porque no te entienden muchas veces al no visualizar tu dolor, tu fatiga… y eso a veces puede generar distanciamiento y malestar en la familia. En el trabajo incluso te han podido hacer el vacío, sancionar por tus bajas frecuentes, o incluso marginarte porque no te entienden o no saben cómo lidiar con tu situación. Y eso hace que tu estado emocional sea más inestable, e incluso empeora tus síntomas, y te planteas dejar de trabajar o ya has tenido que hacerlo.
Entiendo por dónde estás pasando, y te aseguro que si algo he aprendido en mi proceso y el de mis pacientes, es que la situación en la que estás es una oportunidad para cambiar tu vida: existen muchas formas de que tu vida mejore, de que reduzcas tus síntomas, como ya lo han hecho decenas de pacientes en nuestra consulta, comprendiendo qué hay detrás de cada una de tus dolencias y cuál es la metodología adecuada en cada una de ellas para salir de ese bucle
Porque he pasado por un proceso como el que describo anteriormente.
Ya desde los 5 años padecía jaquecas, problemas de sueño y bruxismo. Pero en la adolescencia todo se disparó, y fue en crecimiento progresivo. Han sido 24 años de mi vida viviendo con síntomas persistentes, normalizados durante la mayor parte de esos años, durante los cuales padecí distintos síntomas persistentes. Vivía con dolor a diario, no sabía lo que era levantarme descansada… esa era mi normalidad. Me costaba concentrarme y retener información. Además, con frecuencia experimentaba crisis de vértigos, lumbociáticas… tenía cefaleas varias veces en semana, y en ocasiones estos síntomas me generaban ansiedad. En muchos momentos, me sentía culpable por no poder rendir como otras personas de mi edad, e incluso llegaba a pensar que la culpa era mía, que era perezosa o que no tenía ninguna tolerancia a la fatiga. No podía disfrutar de muchos planes del mismo modo que mis amigos, e incluso a algunos de esos planes renunciaba a ir, poniendo cualquier excusa, por no repetir siempre que me dolía algo o que no podía aguantar el ritmo. Me automedicaba con analgésicos, antiinflamatorios… y acudía a los especialistas médicos muy de cuando en cuando, porque cuando lo hacía, no me solían tomar en serio, quitaban importancia a mis síntomas o incluso me reñían. Evadía cualquier tipo de ejercicio físico y buscaba siempre aquellas situaciones que menos dolor me generaban, invirtiendo en todo lo que me aliviase: almohadas, colchones, aparatos de masaje, fisioterapia mensualmente, complementos para el dolor… Además, mi familia muchas veces se cansaba de mis síntomas, de mis incapacidades aparentemente invisibles, e incluso muchas veces yo llegaba a pensar, como decían algunos profesionales sanitarios y opinólogos de todo tipo, que me lo provocaba yo misma, y eso me hacía sentir más culpable, por el desgaste que generaba mi situación a las personas que me querían.
En los últimos 10 años, a raíz de estudiar la carrera de fisioterapia, invertí mucho dinero en tratamientos de última generación, dietas antiinflamatorias, formaciones sobre dolor y terapias de dolor… y, aunque al principio con algunas de ellas experimentaba algo de mejoría, no me generaban cambios a largo plazo, y no encontraba a nadie que comprendiera realmente lo que era la sensibilidad central, la fibromialgia, o que se tomara en cuenta mis síntomas “sin explicación médica”
Tras el nacimiento de mi segundo hijo en 2021, mis síntomas se agravaron notablemente, dando lugar a episodios en los que experimentaba convulsiones, perdía la capacidad de hablar, y que me dejaron como secuela una notable afectación neurológica, especialmente en la pérdida muy limitante de la fuerza y de la capacidad cognitiva.
Los neurólogos, psiquiatras e internistas que me estudiaron no daban con un diagnóstico concreto, ni con una solución medianamente esperanzadora. Me encontré enfrentándome a la incertidumbre de no saber si podría salir de esa invalidez, y si sería así, cómo o cuándo llegaría. Tuve que dejar mi trabajo, los neurólogos, psiquiatras, internistas… La fisioterapia me ayudó muy levemente, pero yo no quería rendirme, a pesar de haber tocado fondo en mi enfermedad.
En ese momento, una de mis compañeras, un verdadero ángel, me habló de un dispositivo para tratar el dolor y la fatiga crónica. Claramente, estaba en un punto de máximo escepticismo, pero también buscando cualquier oportunidad desesperada de salir de esa situación, en la que muchos días no podía vestirme sola, ni siquiera llevar a mi hijo al parque, a tan solo 5 minutos de mi casa, porque el esfuerzo de caminar ese trayecto me hacía desplomarme y convulsionar.
Busqué información sobre este dispositivo, y me sorprendió encontrar estudios de calidad, muy recientes, sobre ello. No obstante, ya me había ocurrido con otras terapias, y decidí sacar conclusiones por mí misma.
La verdadera sorpresa vino cuando el dispositivo, que iba orientado a regular el sistema nervioso, no sólo mejoró el dolor, sino que redujo gradual y considerablemente mis convulsiones, y parcialmente mi fatiga y pérdida de fuerza.
Empecé a investigar sobre esta tecnología, y ese fue el momento decisivo: no podía permitirme pagar el tratamiento, porque no podía trabajar, pero sabía que no quería quedarme en una cama para toda la vida. Le di muchas vueltas, y finalmente, con el apoyo de mi familia, hice un gran esfuerzo personal, pedí dinero prestado para adquirir la tecnología y tratarme con ella, me di 6 meses para recuperarme, con el fin de abrir una pequeña consulta después y devolver el dinero…
Por esa época, también inicié un programa de formación para pacientes con fibromialgia y dolor crónico. La profundización en el conocimiento de la neurobiología del dolor, el neurodesarrollo, los trastornos del apego y del trauma, y la intervención del sistema nervioso autónomo, me llevaron, 4 meses después de adquirir aquel dispositivo, a abrir una consulta privada, desde 0, en un ambiente realmente humilde.
En ese momento ya había experimentado una mejora considerable en mis convulsiones, la fatiga y el dolor. En los siguientes meses, comencé a implementar todo lo aprendido en los pacientes que iban acudiendo poco a poco a mi consulta, y no dejaba de sorprenderme de los resultados. Hasta el punto de empezar a recibir pacientes derivados por algunos especialistas que habían visto la evolución de pacientes comunes desde su consulta hospitalaria. 6 meses después de abrir mi consulta, tuve que trasladarla a un centro privado, y 14 meses después abrí mi propia clínica, enfocada a pacientes con patologías complejas, con un enfoque interdisciplinar y que prioriza al paciente y la excelencia profesional. Tras 7 meses desde la apertura del centro, ya éramos 10 profesionales trabajando de manera interdisciplinar con pacientes complejos, muchas veces “desahuciados” de los distintos sistemas sanitarios, por la carencia de formación y experiencia con este perfil de paciente en la mayoría de ellos.
Durante todo ese tiempo, no dejé de seguir formándome para aplicar con mis pacientes la metodología que yo misma había ido desarrollando durante mi proceso. Identificaba dificultades, estudiaba, analizaba dónde estaba fallando, me enriquecía con cada una de sus historias y circunstancias, con sus procesos de recuperación… optimizaba la metodología y volvía a aplicarla con los nuevos cambios.
¿Con qué fin? con el objetivo de analizar, identificar y comprender las causas y trastornos subyacentes a los síntomas complejos, y facilitar a los profesionales sanitarios y pacientes el conocimiento sobre el tratamiento más adecuado, teniendo en cuenta las causas, en lugar de tratar de paliar los síntomas de manera temporal e ineficaz.
En este camino, descubrí la importancia de la Comunicación con el paciente y con otros profesionales, así como de la Divulgación científica, necesaria para actualizar el desconocimiento que hay sobre los síntomas persistentes, las mal llamadas patologías “crónicas”, el síndrome de sensibilidad central, o los trastornos “funcionales” o “conversivos”, entre otros. Tuve la enorme oportunidad de formarme con D. Ángel Martínez Maestre: desarrollé habilidades de escucha y comunicación, y comencé a divulgar en medios locales de mi ciudad y a impartir formaciones, actualizándome en congresos nacionales e internacionales.
A día de hoy, si miro atrás, a ese momento de vulnerabilidad tan grande, me doy cuenta de que todo esto me ocurrió para hoy poder ayudar a tantos pacientes que, como yo, están desesperados, han pedido ayuda de mil maneras, invertido en ocasiones hasta miles de euros en soluciones que no lo han sido, o sólo parcial o temporalmente, y que necesitan comprender realmente su proceso y conocer las herramientas y el orden adecuado en cada caso, para buscar ese apoyo profesional de manera informada y dejar de invertir en soluciones, sin entender realmente lo que está ocurriendo, ni si es la herramienta que ellos necesitan o el momento adecuado para aplicarla.
Pacientes con síntomas limitantes y de larga duración, que han invertido demasiado tiempo y dinero en especialistas y tratamientos diversos, muchos de ellos sufriendo complicaciones de salud como consecuencia de algunos de los tratamientos convencionales, por negligencias médicas, o, lo más frecuente, por la inacción y/o estigmatización de algunos profesionales de la salud que no están actualizados.
Personas que, sin tener una patología compleja, y con el fin de prevenir recaídas, apuestan por este nuevo paradigma de salud integral para sus trastornos leves de salud, y no quieren una atención que se limite a paliar sus síntomas, sin estudiar ni abordar el problema de base.
El 90% de los pacientes que nos contactan para pedir información, eligen el Servicio de Asesoría de Salud Integrativa. De ellos, el 100% de los que acuden refieren haber recibido una información de un valor sin precedentes, además de opciones terapéuticas honestas.
Además, si vives cerca de Córdoba (Andalucía, España), te facilitamos el acceso a las terapias más adecuadas para ti, de manera personalizada y presencial.
Un cuestionario de valoración personalizado, que nos permite reducir los tiempos y costes de la consulta y ser más específicos a la hora de identificar las causas de tus síntomas.
Una entrevista personal (en modalidad online y/o presencial) en la que vamos a:
1- Analizar y ayudar al paciente a comprender la naturaleza de sus síntomas:
2- Guiar al paciente hacia todas las herramientas terapéuticas:
3- Aplicar herramientas y recomendaciones personalizadas sobre:
4- Derivar a aquellos especialistas que pueden estudiar y/o hacer seguimiento de aspectos que no se están abordando, o al menos no adecuadamente.
Además te llevas los siguientes regalos:
Bonus 1: Selección de los cuestionarios de autovaloración de calidad de vida, calidad del sueño y síntomas específicos (ansiedad, depresión, sensibilidad central…), valorados en 50€
Bonus 2: masterclass “Creencias, catastrofismo y mentalidad en la enfermedad crónica”: valorada en 100€
Bonus 3: curso “comprender tu enfermedad, el camino más directo hacia la salud”, que tiene un precio actual de 250€
Bonus 4 (exclusivo para los pacientes que realicen consulta presencial): estudio de Electrocardiograma, especializado en la medición del estado del Sistema Nervioso Autónomo (VFC), que nos da incluso información más exhaustiva de cómo afectan tus niveles de estrés, inflamación, trastornos del sueño… a tu salud integral
VALOR TOTAL DE LOS BONUS: 400€ (450€ pacientes presenciales)
ASÍ QUE, EN RESUMEN, adquirirás:
Una sesión Consulta de Asesoría de salud Integrativa (valorada en 200€)
Bonus valorados en 450€ (posteriormente a la realización de la consulta)
Por lo que te costarían dos consultas médicas privadas, con una atención humana, honrada y personalizada, y con mucha más información relevante y significativa para ti. Lo que ahorrarás en los próximos años con la información de esta asesoría, no podemos ni calcularlo.
Por sólo 200€
Garantía: cientos de pacientes ya lo han probado, con mucho éxito
(testimonios aquí, sobre eficacia del tratamiento y comprensión, esperanza…)
Actualmente, atendemos un máximo de 5 asesorías por semana.
DESCUENTO EXCLUSIVO
Además, como tenemos la experiencia de que aquellos pacientes que tienen mayor iniciativa en tomar las riendas de su proceso de salud son aquellos con mayor éxito, queremos facilitar el acceso al servicio. Por ello, si tomas la decisión en las primeras 12h, una vez has entrado en esta oferta, recibirás un descuento extra de 50€
Recuerda, que este servicio es para ti,
Incluso si… has invertido cientos o miles de euros en consultas y tratamientos médicos o de rehabilitación, psicoterapia…
Aunque ya hayas probado terapias vendidas como “integrales” y no hayan sido suficiente
Aunque ya hayas invertido mucho esfuerzo, tiempo y dinero en cambiar radicalmente de hábitos alimenticios, de ejercicio…
POR SÓLO 200€ (150€ si eres de los que lo tienen muy claro)
Te informamos de que sólo abrimos agenda mes a mes, dada la alta demanda de consultas que recibimos.
SIN TODA LA INFORMACIÓN DE CALIDAD, COMPRENSIÓN, CONCLUSIONES SOBRE TUS PROBLEMAS DE SALUD Y HERRAMIENTAS QUE RECIBIRÁS EN ESTE SERVICIO:
Vas a seguir invirtiendo en terapias al azar, sin que haya un criterio claro y actualizado detrás de esa decisión
Vas a continuar en la incertidumbre de si mejorarás, y sin solucionar las causas de base de tu problema
Vas a seguir dependiendo de la “suerte” para encontrar a un profesional que de verdad sepa y quiera ayudarte,
Vas a continuar siendo incomprendida por tu círculo personal, social…
Pero, en cambio, si entras, puedes conseguir
Reducir tus niveles de ansiedad, miedo, e incertidumbre por el pronóstico y futuro de tu patología
Reducir tu inseguridad, culpa, exigencia… y heridas emocionales causadas o agravadas por sostener esta situación durante tanto tiempo.
Conocer las herramientas más efectivas y en qué orden necesitas recibirlas para mejorar lo antes posible.
Tener criterio científico-médico para buscar ayuda profesional de calidad